
La Orden Martinista y Martinezista Iniciática (OMMI), es una Orden Martinista y Martinezista fundada por la decisión libre y soberana un grupo de Superiores Incógnitos Iniciadores y Libres Iniciadores (SS:::II:::II::: LI+4), portadores, entre otros, del prestigioso Linaje del Martinismo Ruso de la Orden Martinista Iniciática (OMI), con el propósito de trabajar en profundidad el vínculo tradicional y los orígenes doctrinarios y teúrgicos iniciales dados por esta Orden, conforme el propósito del Capítulo Renacimiento Primitivo de la Orden Martinista Iniciática original y el de su fundador: Sâr Aurifer.
Vocación: La ORDEN MARTINISTA Y MARTINEZISTA INICIÁTICA (OMMI), es una Orden profundamente interior, que dirige y fortalece al Aspirante hacia la Verdadera Iniciación, hacia una auténtica Alquimia Espiritual, con la marca indeleble del cristianismo esotérico; entroncando su modelo espiritual en sus más antiguas vertientes teúrgicas y cabalísticas.
Vía Mixta y propósito: La ORDEN MARTINISTA Y MARTINEZISTA INICIÁTICA (OMMI), proclama que el verdadero Martinismo ha de ser siempre una Vía Mixta; es decir, húmeda y seca a la vez, alquímica e iluminista, cuyo propósito original, como el de otros muchos movimientos afines que le son contemporáneos, fue, es y será, el de rectificar a la Masonería Moderna a través de la acción formativa de sus miembros espiritualmente capacitados para vivir este proceso, y no sólo la captación de elementos ajenos a la misma, lo cual ocurrió, por defecto, mucho después.
Integración: La ÓRDEN MARTINISTA Y MARTINEZISTA INICÁITICA (OMMI), agrupa a humildes peregrinos que recorren, con Fe, Esperanza y Caridad, las difíciles sendas de la Antigua Tradición, donde confluyen hermetistas, cabalistas, alquimistas, filósofos de la Naturaleza, rosacruces, iluministas y místicos de distintas corrientes, Aspirantes, todos ellos, a la Verdadera Iniciación y a la profunda comprensión de los Grandes Misterios de la Antigüedad, que siguen y progresan, de manera Mixta y Complementaria, la Vía Única de la Reintegración espiritual o Catarsis, que conduce, por la transmutación del Alma y del Cuerpo, a la perfección espiritual y a la comprensión mística del UNO, como Fuerza Motora y vivificante de toda la Creación. Nada es sin Él, pues todo nace de Él; y a Él debemos llegar, tras nuestra Reconciliación y Regeneración.
Legado Tradicional: Nuestra Orden es heredera de la Tradición de las antiguas Sociedades Iniciáticas; como la Osiríaca, la Eleusina, la Estoica, la Mitraica, la Cabalística (hebrea y cristiana), la Esenia primitiva, la Cristiana Caldea, la Cristiana Johanita, la Celta, la Drusa, la Copta, la Cátara, la Rosacruz (de Oriente y de Occidente) y la Gnóstica, en todas sus corrientes.
Objeto Espiritual: El objetivo perseguido por sus Miembros es liberar al Ser Humano que, por efecto de su Caída, vive preso del Príncipe de este Mundo; y realizar, de manera indeleble, una completa Alquimia Espiritual, necesaria precursora de la Unión o Boda Mística de la Personalidad (Consciencia) con la Individualidad oculta (Supraconsciencia).
La OMMI, por lo tanto, propugna el desarrollo espiritual del Hombre, hasta restituirlo a la Divinidad; de donde ha salido y de la que participa en menor o mayor medida, según su Grado de Evolución Espiritual. Como Jacob con el Ángel, se trata, muchas veces, de un verdadero y peligroso combate interior, hasta recibir la Bendición; y trascender a un Estado que no puede alcanzarse por medios materiales.
Sus Miembros se esfuerzan, previa renuncia a todo lo que hace y dice el Príncipe de este Mundo, como Hombres del Torrente, por acceder a la Maestría del Reino del Centro, convirtiéndose en Hombres de Deseo; propiciando, así, el esperado y necesario descenso del Paráclito, Salvador y Reparador, enviado por la Fuente del Venero de nuestras existencias desde Su Corazón, que es el del Cristo, hacia el nuestro. Todo esto, mediante la conducente ayuda iluminista de su Iniciador y Maestro; que le franquea el acceso a los diversos Grados interiores y exteriores, ascendiendo por su Castillo Interior. Esta ayuda está, principalmente, constituida por la conexión vital que el Iniciador y el Maestro mismo representa con el Egregor (como suma dinámica y proactiva de todas las Energías físicas, emocionales y mentales) protector de la Cadena Oculta.